Cuando el gatito tenía unos 4 meses… llego al jardín trasero de mi casa… bueno… lo dejaron caer en el patio … porque solito no pudo haber subido el muro… ya que, en esta fecha ya tiene un año y medio y aún no ha podido cruzar el muro.…
A pesar que es está grande y fuerte… sigue siendo tan temeroso como cuando llegó, le teme a la gente y a las escobas, tiene sobresaltos con pequeños ruidos y apenas y se deja ver del resto de la gente…
Lo adopté porque lo vi tan indefenso y tan tierno a la vez. Según lo que han dicho los veterinarios, es bastante probable que haya sido maltratado desde muy pequeño, lo que podría explicar su comportamiento demasiado temeroso..
He ido aprendiendo con Neko cómo cuidarlo, alimentarlo y comunicarme con él, no tuve mascotas cuando era pequeña, de manera que todo ha sido nuevo para mí.
Han sido experiencias divertidas.. ya que hay cosas que olvido hacer… como cambiarle su arenita (su baño)... o cambiarle el agua…
El gatito ha aprendido a expresarse con sus gestos, para que yo le de comer, para que cambie su arena, para que lo acaricie o para que simplemente lo deje vivir su vida…!!
A pesar de que los gatitos no son tan fieles como los perritos… Neko reconoce el ruido de mi vehículo, me espera en la puerta de la casa….
Me despide en las mañanas… esperando mi partida en medio de la sala o a la orilla de la puerta, y una de las cosas que más me ha impresionado de este animalito es su capacidad natural para dejarse amar. Es increíble la manera como Neko, cuando él lo decide… cuando siente la necesidad de afecto… se deja acariciar.
Es tan grande su petición de afecto que se sin ninguna inhibición se deja caer como una trapito.. sobre mi hombro, con sus patitas delanteras caídas sobre mi espalda. Tambien reposa sobre un sillón donde espera literalmente “sentirse amado, atendido…”.
Este gatito me hace pensar que muchas veces se parece al comportamiento que yo tengo con Dios … lo he buscado para que me proporcione alimento, para que me atienda y me ame cuando tengo una necesidad, y así como Neko ha sido capaz de aruñarme y morderme hasta sacarme gotitas de sangre de las muñecas de mis manos y de mi brazos… De igual manera yo también he sido capaz de dañar a mi amo, a nuestro Dios, aun cuando sé que de El dependo, que de El depende toda mi vida…
Se que Neko seguirá haciéndome heridas …. duelen, arden, y cuesta que sanen, pero como quiero mucho al gatito, lo perdono ji ji, tomo mis precauciones y sigo atendiéndolo con su comida y su afecto.
Quisiera comportarme siempre como el perrito del artículo anterior a este (Popi), arriesgándolo todo por seguir a su amo, pero normalmente mi tendencia es a actuar más parecido a Neko.
Recientemente ha sucedido un hecho en mi vida, que me implicó el despojo de algunas cosas.
Ante tal carencia, he vivido mucho más el amor de Dios que en días pasados, y realmente es sencillo comprenderlo… porque cuando menos tenemos, si somos capaces de ver con ojos de Fe y descubrimos en esa carencia las manos de Dios en las manos de nuestros familiares, hermanos de la iglesia y amigos en general, podemos deleitarnos en recibir el amor, la protección y la misericordia de Dios… a través de ellos..
A través de esta experiencia, me he tenido que dejar caer como trapito… igual que Neko, en los hombros de las personas que ha estado ahí para sostenerme… Y esto es bello, porque no ha sido porque yo haya querido, o porque lo haya solicitado… sino porque lo he necesitado realmente… Al igual que Neko… el gatito que diariamente y de forma natural se vacía de afecto y de alimento …. Y que por eso al momento de mi llegada a casa… el sabe que debe dejarse amar y atender para que sus necesidades básicas para vivir sean cubiertas!!!!
Dios nos invita a amarlo con ternura todos los días de nuestra vida, esa parte me encanta de Neko, cuando necesita algo … conquista con su ternura…
Dios nos invita a que seamos tan fieles como Popi y a dejarnos amar como Neko… ¡
Salmo 37,4
Ama al Señor con ternura y El cumplirá los anhelos más profundos de tu corazón...